Estudios de la Subalternidad.
Alejado un poco de la "actualidad" (lease falta de internet), subo un texto/resumen sobre los estudios subalternos.
El objetivo del presente documento es identificar algunos puntos dentro del recorrido que han “seguido” los Estudios de la Subalternidad, desde sus planteamientos iniciales, pasando por la crítica a las posturas “fundacionales” para llegar a los puntos de encuentro con el discurso postcolonial . De esta manera, damos paso a presentar cada uno de estos “momentos”. En general, se suele identificar la propuesta inicial de los Estudios de la Subalternidad con los trabajos de Guha, en tanto este autor planteo la crítica a la historiográfica dominante en ese momento y propuso el proyecto de hacer una historia desde los “subalternos”. En este sentido, el termino de subalterno – retomando a Gramsci- se definió como la “denominación del atributo general de subordinación en la sociedad surasiática, ya sea que esté expresado en términos de clase, casta, edad, genero, ocupación o en cualquier otra forma” (Guha, s/f).
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El punto de partida de Guha era el reconocimiento de que la historiografía india hasta los años 60´s y 70´s (tanto en su versión colonialista como nacionalista) había estado dominada por el elitismo. Dominio que se expresaba en el prejuicio de plantear “que la construcción de la nación india y el desarrollo de la conciencia que moldeó este proceso – el nacionalismo- fueron logros exclusiva o predominantemente de elite” (Guha s/f: 25). Además, estas versiones de hacer historia compartían el “origen” de ser un producto ideológico del gobierno británico en la India. Lo que se encontraría “por debajo” de este prejuicio seria la insuficiencia en la visión de la política que plantean. En este sentido, Guha busca superar esta visión identificando dos esferas políticas: por un lado, la esfera política de la elite; y por otro, la esfera política de las clases y grupos subalternos. Estas esferas no pueden ser entendidas como espacios cerrados y aislados, sino que existe una interrelación constante que se expresa en el hecho de que “el trenzado de las dos vertientes, la política de la elite y la del subalterno, condujo invariablemente a situaciones explosivas que indican que las masas convocadas para luchas por los objetivos de elite, se las arreglaban para escapar a su control y estampar el sello característico de la política popular en las campañas iniciadas por las clases altas (Guha s/f : 30)
Al reconocer la autonomía de estas esferas y de sus sujetos, lo que Guha esta planteando es que las “(…) elites habrían ejercido sobre los subalternos dominación, pero no hegemonía, en los términos de Gramsci.” (Prakash s/f: 296). De esta manera, Guha propone que la historiografía elitista debe ser combatida “(…) mediante un discurso alternativo basado tanto en el rechazo al monismo espúreo y ahistórico característico de su visión del nacionalismo indio, como en el reconocimiento de la coexistencia e interacción entre ambos dominios políticos, el de la elite y el del subalterno. (Guha s/f: 31). Para Chakrabarty, la redefinición que planta Guha respecto a lo político representa un quiebre teórico. En este sentido, al rechazar la categoría de pre-político afirmando la existencia de una esfera política autónoma subalterna, Guha realiza un movimiento que pluraliza la historia del poder en la modernidad global y la separa de cualquier historia universal del capital. De esta manera, los elementos centrales en la propuesta de Guha son: “that both nationalism and colonialism were envolved in instituing in India a rule of capital in which bourgeois ideologies exercised dominante without hegemony and that the resulting forms of power in India could not be termed prepolitical” (Chakrabarty 2002: 14).
El proyecto de Guha y su desarrollo dentro del grupo de Estudios de la subalternidad no puede entenderse como una simple apropiación y/o traducción de la propuesta de “historia desde abajo” inglesa. Pese a la existencia de semejanzas (como la inspiración marxista y en especial el retomar algunas planteamientos de Gramsci), Chakrabarty identifica en el trabajo de Guha tres áreas que marcan la diferencia principal con la “historia desde abajo” inglesa, dado que los Estudios de la Subalternidad “necessarily entailed a relative separation of the history of power from any universalisti histories of capital, a critique of the nation form, and an interrogation of the relation between power and knowledge (hence of the archive itself and of history as a form of knowledge”. (Chakrabarty 2002: 8). Asimismo, como señala Prakash, “aunque el funcionamiento de las relaciones de poder en escenarios coloniales y metropolitanos tiene ciertos paralelismos, las condiciones de la subalternidad son también irreductiblemente diferente. Por tanto, los Estudios de la Subalternidad no podían ser tan solo la versión india de la corriente de la “historia desde abajo”; tenían que concebir lo subalterno de otra manera y escribir historias diferentes”. (Prakash s/f: 300).
En este sentido, para entender estas diferencias, así como la aparición de un punto de encuentro entre los estudios de la subalternidad y la crítica colonial; Prakash propone entender como se han ido produciendo los desplazamientos de entender lo subalterno. El punto central que identifica este autor es el desplazamiento hacia el análisis del discurso, lo cual condujo necesariamente a la reformulación del propio concepto de subalternidad. De esta manera, dado que “(…) la búsqueda subalternista de un sujeto-agente humanista condujo con frecuencia al descubrimiento del fracaso de la iniciativa histórica (agency) de los subalternos (…)” (Prakash s/f: 299); el cambio de perspectiva implicaba que “los subalternos y la subalternidad no desaparecen en el discurso; aparecen en sus intersticios, subordinados por estructuras sobre las que ejercen presión. (Prakash s/f: 302). Así, “La subalternidad emerge por lo tanto de las paradojas en el funcionamiento del poder y en el funcionamiento del discurso dominante, en tanto representa y domestica la iniciativa histórica (agency) campesina como respuesta espontánea y pre-política a la violencia colonial. La subalternidad ya no aparece fuera del discurso de elite como dominio separado, incorporado en una figura dotada de voluntad que los dominantes suprimen y dominan, pero no constituyen. Se refiere en cambio a ese imposible pensamientos, figura, o acción sin la cual el discurso dominante no puede existir y que se hace reconocible en sus subterfugios y estereotipos”. (Prakash s/f: 303)
Esta desplazamiento se debe entender dentro de los propios límites presentes en la propuesta de Guha. Para Chakrabarty luego de la salida de Guha como editor en 1988 se plantearon dos criticas centrales a la propuesta inicial de los Estudios de la subalternidad: por un lado, la ausencia de preguntas de genero; y por otro, señalando que “(…) Subaltern Studies historiography operated with an idea of the subject – in Guha´s words, “to acknowledge the subaltern as the maker of his own destiny”- that had no wrestled at all with contemporary critiques of the very idea of the subject itself” (Chakrabarty 2002: 17). En este sentido, el trabajo de Guha para Chakrabarty constituye un momento fundamental en los estudios subalternos y postcoloniales. Sin embargo, las contradicciones de su propio discurso así como el entrampamiento que producía el esquema marxista sobre el cual trabajaban obligaron a ir más allá de sus trabajos.
De esta manera, los “subalternos” entran en “mayor” contacto con el deconstruccionismo y el pensamiento postmoderno, lo cual se expresa en la forma en como distintos autores han privilegiado la idea de fragmento sobre la de totalidad. Es en este punto, en que para Chakrabarty se constituye un dialogo abierto entre los Estudios de la Subalternidad y los estudios postcoloniales. Asimismo, es dentro de este contexto marcado por los desplazamientos del concepto de subalternidad producidos a partir del énfasis en el análisis del discurso que “(…) surge cierta convergencia entre los Estudios de la Subalternidad y la critica post-colonial que se origina en los estudios literarios y culturales” (Prakash s/f: 304). Finalmente, la introducción de corrientes anti-humanistas del estructuralismo y del postestructuralismo por parte de los subalternistas en su búsqueda por “recuperar al sujeto, marcaría otra diferencia con la “historia social británica”. En este sentido, el objetivo último de la critica postocolonial consiste en la búsqueda por “(…) revertir el eurocentrismo que ha traído consigo la institución de la trayectoria de Occidente y su apropiación del otro como Historia” (Prakash s/f: 293). Además, es una critica “(…) deliberadamente interdisciplinaria y surge en los intersticios de las disciplinas de poder/conocimiento a las que critica”. (Prakash s/f: 294). De esta manera, las criticas hacia Occidente desarrolladas por el grupo de Estudios de la Subalternidad poseen un doble carácter: por un lado, señalar la trayectoria colonial de explotación y enriquecimiento; y por otro; una critica al mismo conocimiento disciplinario.
Dentro de esta línea que se ubica la propuesta de Chakrabarty de provincializar Europa. Proyecto que parte del reconocimiento critico de que la como disciplina es una categoría teórica cargada de poder. En este sentido, identifica como Europa constituye un referente silencioso y como se instala como el sujeto teórico de todas las historias, convirtiéndose en el “lugar de la verdad”. El argumento central de Chakrabarty se presenta, en sus propias palabras, de la siguiente manera: “I have a more preverse proposición to argue. It is that insofar as the academic discourse of history – that is, “history” as a discourse produced at the institutional site of the university- is concerned, “Europe” remains the sovereign, theoretical subject of all histories, including the ones we call “Indian”, “Chinese”, “Kenyan”, and so on. There is a peculiar way in which all these other histories tend to become variations on a master narrative that could be called “the history of Europe”. In this sense, “Indian” history itself is in position of subalternity; one can only articulate subaltern subject positions in the name of this history” (Chakrabarty 2000:27).
En este sentido, Chakrabarty desarrolla una critica al historicismo en la medida en que identifica la forma como esta se presenta bajo la forma de una narrativa de la transición que “obliga” a ver la historia india en términos de ausencia o “fallo”. Asimismo, este autor plantea que “To think about this narrative was to think in terms of these institutions at the apex of which sat the modern state, and to think about the modern or the nation-state was to think a history whose theoretical subject was Europe” (Chakrabarty 2000: 34). Para superar esta narrativa se deben realizar diferentes movimientos: en primer lugar, realizar un gesto crítico invirtiendo el punto de partida hacia los lugares donde estas narrativas “terminan”.
De esta manera, el proyecto de pronvicializar Europa consiste en “(…) the understanding that “we” all do “European” history with our different and often non-European archive opens up the possibility of a politics and project of alliance between the dominant metropolitan histories and the subaltern peripheral pasts. Let us call this the project of provincializing “Europe”, the Europe that modern imperialism and (third-world) nationalism have, by their collaborative venture and violence, made universal.” (Chakrabarty 2000: 42). Proyecto aun irrealizado, por lo que solo se puede hablar de él en una forma programática, para lo cual señala la necesidad de realizar dos movimientos: por un lado, reconocer que la adquisición de Europa del termino de moderno para si mismo es una parte integral de la historia de imperialismo europeo; y por otro lado, reconocer que la “consolidación” de una versión de Europa moderna es producto tanto de los “europeos”, como de los nacionalismos tercer mundistas. De esta manera, “To attempt to provincialize this “Europe” is to see the modern as inevitable contested, to write over the given and privileged narratives of citizenship other narratives of human connections that draw sustenance from dreamed-up pasts and futures where collectivities are defined neither by the rituals of citizenship nor by the nightmare of “tradition” that “modernity” creates”. (Chakrabarty 2000: 46). Para Prakash, el objetivo de este proyecto “(…) no es desenmascarar los discursos dominantes sino explorar sus fallas geológicas con el fin de brindar recuentos diferentes, describir historias que se revelan en las grietas de la arqueología colonial del conocimiento” (Prakash s/f: 307). Movimiento que se inscribe dentro de un trabajo critico que busca sus bases no fuera sino dentro de las fisuras de las estructuras dominantes.
Retomando lo dicho anteriormente, en estas propuestas, así como en las criticas planteadas a los primeras propuestas del grupo de Estudios de la Subalternidad lo que se produce es la construcción de un dialogo entre “estos” estudios y la critica postcolonial. En este sentido, para “completar” esta presentación es necesario señalar algunos aspectos respecto al discurso postcolonial. Como señala Gikandi, tomando como punto de partida las controversias y debates que se han desarrollado alrededor de la teoría postestructuralistas y el discurso postcolonial, lo que tienen en común las distintas partes que participan en estos debates es el “(…) recognition that postcolonial discourse emerged within the larger institutions of European, especially French, theory after structuralism. In this respect, a postcolonial discourse is unthinkable without poststructuralist theory”. (Gikandi 2004: 98).
Finalmente, es necesario introducir la pregunta respecto a la relación entre teoría y política. Pregunta que para Bhabha se presenta de la siguiente manera: “(…) what the function of a committed theoretical perspective might be, once the cultural and historical hybridity of the postcolonial World is taken as the paradigmatic place of departure.”(Bhabha 1994: 21). En este sentido, para este autor la “aparición” de la teoría se produce como la negociación de contradictorias y antagonistas situaciones que permiten su surgimiento. Así, “In such a discursive temporality, the event of theory becomes the negotiation of contradictory and antagonistic instances that open up polarities between kwonledge and its objects, and between theory and practical-political reason.” (Bhabha 1994; 25, enfasis en el original). De esta manera, el punto de surgimiento de la teoría seria el mismo que el de la política en tanto este se identifica como momentos agónicos que lo presenta como “interculturalidad”, es decir, el momento donde se produce una negociación entre diversas posturas. Finalmente, lo postcolonial aparecería como un nuevo territorio de traducción que permite repensar no solo la “condición” de la teoría, sino sus propios efectos en relación con la política y la critica.
Bibliografía.
Bhabha, Homi. (1994). “Chapter 1: The Commitment to Theory”. En: Bhabha, Homi. (1994). The Location of Culture. Routledge. New York and London. pp. 19-39.
Chakrabarty, Dipesh. (2002). “Chapter 1: A Small History of Subaltern Studies”. En: Chakrabarty, Dipesh. (2002). Habitations of Modernity: Essays in the Wake of Subaltern Studies. University of Chicago Press. Chicago. pp. 3-19.
Chakrabarty, Dipesh. (2000). “Chapter 1: Postcoloniality and the Artifice of History”. En: Chakrabarty, Dipesh. (2000). Provincializing Europe: Postcolonial Thought and Historical Difference. Princeton. pp. 27-46.
Gikandi, Simon. (2004). “Poststructuralism and Postcolonial Discourse”. En: Lazarus, Neil. (ed). The Cambridge Companion to Postcolonial Literary Studies. Cambridge University Press. Cambridge, UK. pp. 97-119.
Guha, Ranajit. (s/f). “Sobre algunos aspectos de la historiografía colonial de la India”. En: Barragán, Rosana y Silvia Rivera (Comp.) (s/f). Debates Post Coloniales: Una Introducción a los Estudios de la Subalternidad. Historias/ SEPHIS/ Aruwiyiri. La Paz. pp. 25-32.
Prakash, Gyan. (s/f). “Los estudios de la subalternidad como critica post-colonial”. Barragán, Rosana y Silvia Rivera (Comp.) (s/f). Debates Post Coloniales: Una Introducción a los Estudios de la Subalternidad. Historias/ SEPHIS/ Aruwiyiri. La Paz. pp. 293-314.
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El punto de partida de Guha era el reconocimiento de que la historiografía india hasta los años 60´s y 70´s (tanto en su versión colonialista como nacionalista) había estado dominada por el elitismo. Dominio que se expresaba en el prejuicio de plantear “que la construcción de la nación india y el desarrollo de la conciencia que moldeó este proceso – el nacionalismo- fueron logros exclusiva o predominantemente de elite” (Guha s/f: 25). Además, estas versiones de hacer historia compartían el “origen” de ser un producto ideológico del gobierno británico en la India. Lo que se encontraría “por debajo” de este prejuicio seria la insuficiencia en la visión de la política que plantean. En este sentido, Guha busca superar esta visión identificando dos esferas políticas: por un lado, la esfera política de la elite; y por otro, la esfera política de las clases y grupos subalternos. Estas esferas no pueden ser entendidas como espacios cerrados y aislados, sino que existe una interrelación constante que se expresa en el hecho de que “el trenzado de las dos vertientes, la política de la elite y la del subalterno, condujo invariablemente a situaciones explosivas que indican que las masas convocadas para luchas por los objetivos de elite, se las arreglaban para escapar a su control y estampar el sello característico de la política popular en las campañas iniciadas por las clases altas (Guha s/f : 30)
Al reconocer la autonomía de estas esferas y de sus sujetos, lo que Guha esta planteando es que las “(…) elites habrían ejercido sobre los subalternos dominación, pero no hegemonía, en los términos de Gramsci.” (Prakash s/f: 296). De esta manera, Guha propone que la historiografía elitista debe ser combatida “(…) mediante un discurso alternativo basado tanto en el rechazo al monismo espúreo y ahistórico característico de su visión del nacionalismo indio, como en el reconocimiento de la coexistencia e interacción entre ambos dominios políticos, el de la elite y el del subalterno. (Guha s/f: 31). Para Chakrabarty, la redefinición que planta Guha respecto a lo político representa un quiebre teórico. En este sentido, al rechazar la categoría de pre-político afirmando la existencia de una esfera política autónoma subalterna, Guha realiza un movimiento que pluraliza la historia del poder en la modernidad global y la separa de cualquier historia universal del capital. De esta manera, los elementos centrales en la propuesta de Guha son: “that both nationalism and colonialism were envolved in instituing in India a rule of capital in which bourgeois ideologies exercised dominante without hegemony and that the resulting forms of power in India could not be termed prepolitical” (Chakrabarty 2002: 14).
El proyecto de Guha y su desarrollo dentro del grupo de Estudios de la subalternidad no puede entenderse como una simple apropiación y/o traducción de la propuesta de “historia desde abajo” inglesa. Pese a la existencia de semejanzas (como la inspiración marxista y en especial el retomar algunas planteamientos de Gramsci), Chakrabarty identifica en el trabajo de Guha tres áreas que marcan la diferencia principal con la “historia desde abajo” inglesa, dado que los Estudios de la Subalternidad “necessarily entailed a relative separation of the history of power from any universalisti histories of capital, a critique of the nation form, and an interrogation of the relation between power and knowledge (hence of the archive itself and of history as a form of knowledge”. (Chakrabarty 2002: 8). Asimismo, como señala Prakash, “aunque el funcionamiento de las relaciones de poder en escenarios coloniales y metropolitanos tiene ciertos paralelismos, las condiciones de la subalternidad son también irreductiblemente diferente. Por tanto, los Estudios de la Subalternidad no podían ser tan solo la versión india de la corriente de la “historia desde abajo”; tenían que concebir lo subalterno de otra manera y escribir historias diferentes”. (Prakash s/f: 300).
En este sentido, para entender estas diferencias, así como la aparición de un punto de encuentro entre los estudios de la subalternidad y la crítica colonial; Prakash propone entender como se han ido produciendo los desplazamientos de entender lo subalterno. El punto central que identifica este autor es el desplazamiento hacia el análisis del discurso, lo cual condujo necesariamente a la reformulación del propio concepto de subalternidad. De esta manera, dado que “(…) la búsqueda subalternista de un sujeto-agente humanista condujo con frecuencia al descubrimiento del fracaso de la iniciativa histórica (agency) de los subalternos (…)” (Prakash s/f: 299); el cambio de perspectiva implicaba que “los subalternos y la subalternidad no desaparecen en el discurso; aparecen en sus intersticios, subordinados por estructuras sobre las que ejercen presión. (Prakash s/f: 302). Así, “La subalternidad emerge por lo tanto de las paradojas en el funcionamiento del poder y en el funcionamiento del discurso dominante, en tanto representa y domestica la iniciativa histórica (agency) campesina como respuesta espontánea y pre-política a la violencia colonial. La subalternidad ya no aparece fuera del discurso de elite como dominio separado, incorporado en una figura dotada de voluntad que los dominantes suprimen y dominan, pero no constituyen. Se refiere en cambio a ese imposible pensamientos, figura, o acción sin la cual el discurso dominante no puede existir y que se hace reconocible en sus subterfugios y estereotipos”. (Prakash s/f: 303)
Esta desplazamiento se debe entender dentro de los propios límites presentes en la propuesta de Guha. Para Chakrabarty luego de la salida de Guha como editor en 1988 se plantearon dos criticas centrales a la propuesta inicial de los Estudios de la subalternidad: por un lado, la ausencia de preguntas de genero; y por otro, señalando que “(…) Subaltern Studies historiography operated with an idea of the subject – in Guha´s words, “to acknowledge the subaltern as the maker of his own destiny”- that had no wrestled at all with contemporary critiques of the very idea of the subject itself” (Chakrabarty 2002: 17). En este sentido, el trabajo de Guha para Chakrabarty constituye un momento fundamental en los estudios subalternos y postcoloniales. Sin embargo, las contradicciones de su propio discurso así como el entrampamiento que producía el esquema marxista sobre el cual trabajaban obligaron a ir más allá de sus trabajos.
De esta manera, los “subalternos” entran en “mayor” contacto con el deconstruccionismo y el pensamiento postmoderno, lo cual se expresa en la forma en como distintos autores han privilegiado la idea de fragmento sobre la de totalidad. Es en este punto, en que para Chakrabarty se constituye un dialogo abierto entre los Estudios de la Subalternidad y los estudios postcoloniales. Asimismo, es dentro de este contexto marcado por los desplazamientos del concepto de subalternidad producidos a partir del énfasis en el análisis del discurso que “(…) surge cierta convergencia entre los Estudios de la Subalternidad y la critica post-colonial que se origina en los estudios literarios y culturales” (Prakash s/f: 304). Finalmente, la introducción de corrientes anti-humanistas del estructuralismo y del postestructuralismo por parte de los subalternistas en su búsqueda por “recuperar al sujeto, marcaría otra diferencia con la “historia social británica”. En este sentido, el objetivo último de la critica postocolonial consiste en la búsqueda por “(…) revertir el eurocentrismo que ha traído consigo la institución de la trayectoria de Occidente y su apropiación del otro como Historia” (Prakash s/f: 293). Además, es una critica “(…) deliberadamente interdisciplinaria y surge en los intersticios de las disciplinas de poder/conocimiento a las que critica”. (Prakash s/f: 294). De esta manera, las criticas hacia Occidente desarrolladas por el grupo de Estudios de la Subalternidad poseen un doble carácter: por un lado, señalar la trayectoria colonial de explotación y enriquecimiento; y por otro; una critica al mismo conocimiento disciplinario.
Dentro de esta línea que se ubica la propuesta de Chakrabarty de provincializar Europa. Proyecto que parte del reconocimiento critico de que la como disciplina es una categoría teórica cargada de poder. En este sentido, identifica como Europa constituye un referente silencioso y como se instala como el sujeto teórico de todas las historias, convirtiéndose en el “lugar de la verdad”. El argumento central de Chakrabarty se presenta, en sus propias palabras, de la siguiente manera: “I have a more preverse proposición to argue. It is that insofar as the academic discourse of history – that is, “history” as a discourse produced at the institutional site of the university- is concerned, “Europe” remains the sovereign, theoretical subject of all histories, including the ones we call “Indian”, “Chinese”, “Kenyan”, and so on. There is a peculiar way in which all these other histories tend to become variations on a master narrative that could be called “the history of Europe”. In this sense, “Indian” history itself is in position of subalternity; one can only articulate subaltern subject positions in the name of this history” (Chakrabarty 2000:27).
En este sentido, Chakrabarty desarrolla una critica al historicismo en la medida en que identifica la forma como esta se presenta bajo la forma de una narrativa de la transición que “obliga” a ver la historia india en términos de ausencia o “fallo”. Asimismo, este autor plantea que “To think about this narrative was to think in terms of these institutions at the apex of which sat the modern state, and to think about the modern or the nation-state was to think a history whose theoretical subject was Europe” (Chakrabarty 2000: 34). Para superar esta narrativa se deben realizar diferentes movimientos: en primer lugar, realizar un gesto crítico invirtiendo el punto de partida hacia los lugares donde estas narrativas “terminan”.
De esta manera, el proyecto de pronvicializar Europa consiste en “(…) the understanding that “we” all do “European” history with our different and often non-European archive opens up the possibility of a politics and project of alliance between the dominant metropolitan histories and the subaltern peripheral pasts. Let us call this the project of provincializing “Europe”, the Europe that modern imperialism and (third-world) nationalism have, by their collaborative venture and violence, made universal.” (Chakrabarty 2000: 42). Proyecto aun irrealizado, por lo que solo se puede hablar de él en una forma programática, para lo cual señala la necesidad de realizar dos movimientos: por un lado, reconocer que la adquisición de Europa del termino de moderno para si mismo es una parte integral de la historia de imperialismo europeo; y por otro lado, reconocer que la “consolidación” de una versión de Europa moderna es producto tanto de los “europeos”, como de los nacionalismos tercer mundistas. De esta manera, “To attempt to provincialize this “Europe” is to see the modern as inevitable contested, to write over the given and privileged narratives of citizenship other narratives of human connections that draw sustenance from dreamed-up pasts and futures where collectivities are defined neither by the rituals of citizenship nor by the nightmare of “tradition” that “modernity” creates”. (Chakrabarty 2000: 46). Para Prakash, el objetivo de este proyecto “(…) no es desenmascarar los discursos dominantes sino explorar sus fallas geológicas con el fin de brindar recuentos diferentes, describir historias que se revelan en las grietas de la arqueología colonial del conocimiento” (Prakash s/f: 307). Movimiento que se inscribe dentro de un trabajo critico que busca sus bases no fuera sino dentro de las fisuras de las estructuras dominantes.
Retomando lo dicho anteriormente, en estas propuestas, así como en las criticas planteadas a los primeras propuestas del grupo de Estudios de la Subalternidad lo que se produce es la construcción de un dialogo entre “estos” estudios y la critica postcolonial. En este sentido, para “completar” esta presentación es necesario señalar algunos aspectos respecto al discurso postcolonial. Como señala Gikandi, tomando como punto de partida las controversias y debates que se han desarrollado alrededor de la teoría postestructuralistas y el discurso postcolonial, lo que tienen en común las distintas partes que participan en estos debates es el “(…) recognition that postcolonial discourse emerged within the larger institutions of European, especially French, theory after structuralism. In this respect, a postcolonial discourse is unthinkable without poststructuralist theory”. (Gikandi 2004: 98).
Finalmente, es necesario introducir la pregunta respecto a la relación entre teoría y política. Pregunta que para Bhabha se presenta de la siguiente manera: “(…) what the function of a committed theoretical perspective might be, once the cultural and historical hybridity of the postcolonial World is taken as the paradigmatic place of departure.”(Bhabha 1994: 21). En este sentido, para este autor la “aparición” de la teoría se produce como la negociación de contradictorias y antagonistas situaciones que permiten su surgimiento. Así, “In such a discursive temporality, the event of theory becomes the negotiation of contradictory and antagonistic instances that open up polarities between kwonledge and its objects, and between theory and practical-political reason.” (Bhabha 1994; 25, enfasis en el original). De esta manera, el punto de surgimiento de la teoría seria el mismo que el de la política en tanto este se identifica como momentos agónicos que lo presenta como “interculturalidad”, es decir, el momento donde se produce una negociación entre diversas posturas. Finalmente, lo postcolonial aparecería como un nuevo territorio de traducción que permite repensar no solo la “condición” de la teoría, sino sus propios efectos en relación con la política y la critica.
Bibliografía.
Bhabha, Homi. (1994). “Chapter 1: The Commitment to Theory”. En: Bhabha, Homi. (1994). The Location of Culture. Routledge. New York and London. pp. 19-39.
Chakrabarty, Dipesh. (2002). “Chapter 1: A Small History of Subaltern Studies”. En: Chakrabarty, Dipesh. (2002). Habitations of Modernity: Essays in the Wake of Subaltern Studies. University of Chicago Press. Chicago. pp. 3-19.
Chakrabarty, Dipesh. (2000). “Chapter 1: Postcoloniality and the Artifice of History”. En: Chakrabarty, Dipesh. (2000). Provincializing Europe: Postcolonial Thought and Historical Difference. Princeton. pp. 27-46.
Gikandi, Simon. (2004). “Poststructuralism and Postcolonial Discourse”. En: Lazarus, Neil. (ed). The Cambridge Companion to Postcolonial Literary Studies. Cambridge University Press. Cambridge, UK. pp. 97-119.
Guha, Ranajit. (s/f). “Sobre algunos aspectos de la historiografía colonial de la India”. En: Barragán, Rosana y Silvia Rivera (Comp.) (s/f). Debates Post Coloniales: Una Introducción a los Estudios de la Subalternidad. Historias/ SEPHIS/ Aruwiyiri. La Paz. pp. 25-32.
Prakash, Gyan. (s/f). “Los estudios de la subalternidad como critica post-colonial”. Barragán, Rosana y Silvia Rivera (Comp.) (s/f). Debates Post Coloniales: Una Introducción a los Estudios de la Subalternidad. Historias/ SEPHIS/ Aruwiyiri. La Paz. pp. 293-314.
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