25/5/07

Los verdaderos héroes de nuestro tiempo

Reproduzco un articulo de Beatriz Sarlo publicado en el Clarin hace algunos dias.

"Hace pocas semanas fue el gol de Messi y, subrayando la matrizmaradoniana, las nuevas vigilias, rogatorios y ofrendas ante la clínica donde Maradona mismo estaba internado. Celebración y aguante llaman la atención por compartir un mismo origen: la idolatría futbolística, que no es un rasgo original de los argentinos.El culto a los héroes del fútbol es una religión casi universal. El rey deEspaña, cuando recibió en Madrid a las delegaciones argentina y uruguaya que negociaban el conflicto de la pastera ubicada frente a Gualeguaychú, dedicó sus primeras palabras al gol de Messi, descuidando, incluso, el delicado equilibrio diplomático que aconsejaba no tratar con mayor deferencia a unos y a otros. Un observador extraterrestre se habría preguntado por qué el rey, en una situación donde él ocupa exactamente el fiel de la balanza entre dos naciones que discuten soberanía, no evitó el comentario que, sin duda, alegraba más los corazones argentinos que los uruguayos. Menos contencioso, en su última visita a Buenos Aires, Lula no ocultó el sueño de un seleccionado del MERCOSUR que disputara y ganara un partido de fútbol ante otro de Europa. Incluso Chávez, cuando habló en la cancha de Ferro no hace mucho, enunció la esperanza de que, pese a la hermandad bolivariana, Venezuela pudiera ganarle unos partidos a laArgentina. En programas sobre las próximas elecciones porteñas, es de rigor que los periodistas de la televisión terminen sus reportajes a los candidatos con un broche de oro: los resultados de la fecha anterior, el pase de un jugador, los méritos comparativos de dos equipos (en el caso deque los entrevistados pertenezcan a distintos bandos, dato aún más interesante si comparten una fórmula). Los que seguimos las recientes elecciones presidenciales en Francia, sin embargo, no observamos la misma predisposición de los candidatos a defender el club de sus amores, probablemente porque allí el fútbol compite con el ciclismo por las primeras páginas, aunque, pensándolo bien, tampoco se habló de ciclismo.Los futbolistas son los héroes de nuestro tiempo porque, además, son los deportistas mejor pagados. Comparado con los 30 millones de dólares que lleva recaudados Roger Federer en premios, lo que gana cualquier futbolista de la elite mundial coloca al tenis en un remoto lugar, si se lo considera en términos de lucro capitalista. El hecho de que el fútbol sea un escenario donde se baten récords de dinero no es un dato menor: asombra por su popularidad y también por los centenares de millones de divisas fuertes en juego. Nadie quiere héroes pobres. La abundancia y el dispendio forman parte de las cualidades de los héroes contemporáneos. Un futbolista cuyos contratos no reflejen este rasgo es un futbolista de segunda línea. El héroe vale su peso en oro y convierte en oro lo que toca con su carisma: zapatillas, camisetas, bebidas sin alcohol, automóviles. El vínculo entre abundancia y destreza deportiva escircular: la garantía de la abundancia es la destreza; pero la destreza se prueba con la abundancia. En este sentido, el héroe del fútbol es acabadamente un héroe de nuestro tiempo, como las estrellas del cine, dela escena pop, o el puñado de músicos y de cantantes clásicos que sonfamosos más allá del círculo de los expertos. Un director de teatro comentaba, con alguna amargura, que era complicado dirigir a una soprano célebre porque ella, cuando escuchaba sus indicaciones, sabía que su cheque era varias veces superior al que recibía el director por el trabajode poner en escena una ópera.Por supuesto, nadie piensa en plata cuando ve la repetición del gol deMaradona o de Messi. En la breve intensidad de ese momento se disuelve el dinero. Y sin embargo, el dinero está del otro lado, presente aunque vuelto invisible por la astucia, la destreza y la gracia de una jugada. El dinero ha convertido al deporte en un fenómeno planetario y a los héroes deportivos los ha colocado en la mayor proximidad que pueda pensarse respecto de dioses terrenales. Sin dinero no hay televisión (y viceversa). Sin televisión no hay planeta. Excepto en regiones, como Irak o Israel, donde hay guerra, invasión oenfrentamientos religiosos, o en algunos países que atraviesan procesos complejos de transformaciones encabezados por dirigentes carismáticos, o equivocaciones masivas como la respuesta popular a la aventura militar dela dictadura en las Malvinas, el patriotismo deportivo es la forma suprema, más penetrante y más colectiva del patriotismo. Nada nos arranca de la inmediatez y el encierro como una victoria nacional en fútbol y ningún otro mérito será tan celebrado como el que demostraron en esa victoria los deportistas. En el mundo de las celebrities ellos tienen, por eso, un lugar aparte, sobre el que no hay división. Son héroes contemporáneos precisamente por la unanimidad a la cual es difícil sustraerse porque no se trata de una actividad cualquiera, sino de aquella que representa, en un mismo plano, a la gente concreta y a la nación simbólica. El que no está allí es un antipatria, un desviado indiferente o un intelectual pedante y peligrosamente crítico."

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